Un estudio reciente publicado en Liver International revela un vínculo significativo entre la exposición al tetracloroetileno (PCE), una sustancia química que se encuentra comúnmente en productos de limpieza en seco y para el hogar, y un aumento tres veces mayor en el riesgo de fibrosis hepática sustancial (cicatrización excesiva del hígado). Los hallazgos sugieren que incluso una exposición aparentemente baja al PCE puede contribuir al daño hepático, lo que genera preocupaciones sobre implicaciones más amplias para la salud pública.
Los hallazgos clave del estudio
Los investigadores analizaron datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES), centrándose en muestras de sangre recolectadas entre 2017 y 2020. Aproximadamente el siete por ciento de los participantes mostraron niveles detectables de PCE en el torrente sanguíneo. Esto es notable porque incluso este porcentaje relativamente pequeño se correlaciona con una incidencia notablemente mayor de fibrosis hepática.
Según el Dr. Brian P. Lee, hepatólogo y autor principal del estudio, la correlación sugiere que la exposición al PCE podría ser un factor crítico, aunque a menudo pasado por alto, en el desarrollo de la enfermedad hepática. “Los hallazgos sugieren que la exposición al PCE puede ser la razón por la cual una persona desarrolla una enfermedad hepática mientras que otra con exactamente el mismo perfil demográfico y de salud no”, explica.
Cómo el PCE afecta la salud del hígado
El PCE ingresa al cuerpo por inhalación o contacto con la piel, principalmente a través de ropa lavada en seco, quitamanchas y fuentes industriales. Una vez dentro, el hígado intenta procesar la sustancia química y descomponerla en subproductos dañinos que provocan inflamación y cicatrices.
La Dra. Kelly Johnson-Arbor, toxicóloga de MedStar Health, señala que estos subproductos también dañan las mitocondrias (las unidades productoras de energía dentro de las células del hígado), acelerando aún más la destrucción del tejido. La exposición crónica puede provocar cirrosis y un riesgo elevado de cáncer de hígado. El PCE también se acumula en otros tejidos, incluidos el cerebro y los riñones.
¿Quién está en riesgo?
El estudio reveló un patrón sorprendente: las personas con ingresos más altos tenían más probabilidades de tener niveles de PCE detectables, posiblemente debido al mayor uso de servicios de tintorería. Sin embargo, la exposición no se limita a los grupos adinerados. El PCE está presente en muchos productos de consumo, incluidos adhesivos, abrillantadores de acero inoxidable e incluso en el suelo y las aguas subterráneas.
Pasos prácticos para reducir la exposición
Si bien los hallazgos del estudio son preocupantes, los expertos ofrecen recomendaciones prácticas para mitigar los riesgos:
- Ventile la ropa lavada en seco: Deje que las prendas se ventilen completamente antes de guardarlas para reducir la inhalación de PCE.
- Use equipo de protección: Use guantes y una mascarilla cuando manipule productos que contengan PCE, como quitamanchas o quitapinturas.
- Busque limpieza en seco alternativa: Opte por tintorerías “verdes” que eviten los métodos basados en PCE.
- Esté consciente de la contaminación ambiental: Comprenda que el PCE puede persistir en el suelo y el agua subterránea, afectando potencialmente las fuentes de agua.
El futuro de la regulación PCE
La Agencia de Protección Ambiental (EPA) ya inició una eliminación gradual de 10 años del uso de PCE en la limpieza en seco, a partir de 2024. Esta medida reconoce la toxicidad del producto químico y tiene como objetivo reducir la exposición futura.
A pesar de estos avances, el Dr. Jamie Alan, profesor de farmacología y toxicología de la Universidad Estatal de Michigan, enfatiza la urgencia de crear conciencia. “Este es uno de los primeros informes que relacionan las complicaciones clínicas con la exposición dosis dependiente”. Si bien la mayoría de los adultos evaluados (93%) no mostraron niveles detectables de PCE, el estudio subraya que incluso una exposición mínima puede tener consecuencias significativas.
En conclusión, el estudio refuerza la necesidad de una mayor conciencia pública sobre la exposición al PCE y medidas proactivas para minimizar el riesgo. El vínculo entre esta sustancia química común y el daño hepático exige atención, especialmente a medida que se desarrollan cambios ambientales y regulatorios.
